Usualmente las personas tienden a pensar que la ciencia es un asunto demasiado complejo para un niño, y que debe estar reservada para alumnos de enseñanza media. Nada más alejado de la realidad.
Aunque no lo creas, a los 3 meses los infantes son investigadores por excelencia ya que comienzan a descubrir su entorno a través del movimiento y exploración. A esa edad los bebes tienen un conocimiento físico del mundo: aprenden que los objetos deben estar apoyados para no caerse o que los pueden desplazar cuando entran en contacto con objetos en movimiento. Aunque los niños no puedan verbalizar esos descubrimientos, sí están aprendiendo y haciendo descripciones de su mundo.
Lo primero que deben hacer padres y educadores es entender que lo más significativo para los niños no son los contenidos científicos sino las actitudes cognitivas: el método científico (observar, hacer hipótesis y verificarla) y el pensamiento sistémico (reconocer que el todo es más que la suma de las partes y actuar sistémicamente al enfrentar problemas).
Si entendemos y enseñamos la ciencia desde esta mirada, facilitaremos en los niños una conducta exploratoria de su entorno, que les permitirá descubrir las leyes que rigen los fenómenos naturales. Aquí te dejamos 4 formas sencillas de convertir actividades diarias y cotidianas en grandes oportunidades de enseñarles ciencia a tus hijos:
1. Ciencia y deporte:
Nada mejor que el deporte para enseñar conceptos científicos ¡Sólo piensa! Qué más entretenido que estimar la trayectoria de una pelota, qué pasa si a través de una carrera los padres abordan conceptos como velocidad o aceleración. ¡Ya lo sabes! Con simples juegos puedes contribuir a la educación de tus hijos.
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2. Ciencias naturales y matemáticas:
Aprovechar la intuición física que viene de la exploración sensorial y motriz para resolver problemas matemáticos. Un ejemplo de esto es el juego de la balanza para resolver ecuaciones sencillas, las que se pueden realizar en el hogar y con materiales tan cotidianos como un kilo de azúcar o la división de un pan.
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3. Ciencia y ecología:
Una actividad que los padres pueden hacer es llevar a sus hijos al parque para que descubran por sí mismos las formas de las hojas o los tipos de insectos que existen, y el modo en que los distintos elementos de la naturaleza se interrelacionan: un caracol que consume trozos de hojas, o una abeja que se nutre del polen de las flores.
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4. Ciencias y arte:
Realizando actividades lúdicas o juegos que impliquen fabricación de colores, percepción de colores, proporciones, motivos decorativos y sus simetrías, dibujo y perspectiva incipiente los niños pueden aprender ciencia. ¿Y tú que harás en casa? Nosotros te recomendamos sorprender a tu hijos con una mezcla de colores.
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Sin duda, estas 4 ideas demuestran que a pesar de lo complejo de la ciencia, ésta puede ser trabajada durante los primeros años de vida. ¡No olvidemos que podemos acercarnos a ella como padres desde la cotidianeidad del hogar!
Hacerlo te permitirá comprender también que la tarea diaria que realiza un profesor no es nada de sencilla, y requiere de habilidades complejas como la capacidad de enseñar y comunicar abstracciones, el poder de síntesis, la creatividad, etc.
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