Yezi Xue hizo un extraordinario corto de sólo dos minutos con un potente mensaje que todo docente debería considerar a la hora de enseñar.
En no más de 2 minutos, la directora Yezi Xue logra estructurar más de un mensaje en una historia que involucra a un niño y a su abuelo. En el corto de Xue, el anciano intenta enseñar a su nieto un oficio en el cual aparentemente él es experto: la creación de nubes. En principio, el pequeño intenta seguir los pasos e indicaciones que le da su abuelo, sin embargo, no logra tener mucho éxito. Las cosas se complican aún más cuando el pequeño, al cometer un error inesperado, altera completamente la actividad. Sin embargo, su error no sólo altera el rumbo de la situación, sino que se convierte también en una razón para pensar una solución creativa. El abuelo, fascinado, le permite seguir adelante con su idea, convirtiéndolo así en el líder de su propio aprendizaje.
Aunque el abuelo no pudo enseñar a su nieto lo que quería, evidentemente logró algo más.
Logró hacer lo que padres y docentes deberían hacer siempre: dar herramientas para que los niños puedan desarrollar al máximo sus capacidades de forma autónoma y creativa. Porque educar es justamente eso, enriquecer la mente, no limitarla y aceptar el error como un instrumento de mejora. Al final, el niño de la historia pudo crear las más lindas nubes por tres razones fundamentales:
1. Porque su abuelo entendió que no sólo existe una manera de hacer las cosas
De hecho hay muchas y cada quien puede experimentar para descubrir su propio método. Esto es especialmente importante en los niños, quienes merecen tener la libertad de crear, florecer y pensar, para descubrir así, que son absolutamente capaces.
2. Porque el error fue aprendizaje
Cuando el niño se equivocó, descubrió una forma distinta de hacer las cosas, comprobando así que en el error muchas veces está la solución. Esto es justo lo que los niños deberían entender: que el error es humano y además, el camino hacia muchas cosas extraordinarias.
3. Porque el apoyo fue fundamental
Si el abuelo reaccionaba de forma negativa frente al error de su nieto, éste no se hubiera animado a hacer las más extraordinarias nubes y hubiera vivido esa experiencia como un fracaso que probablemente hubiera marcado su vida por siempre. En este caso, el apoyo fue el motor del aprendizaje.
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